Botando el voto
La participación electoral voluntaria y obligatoria An investigation into the implications of mandatory voting in the Americas.
¿Será que el voto obligatorio resulte en una democracia verdadera? Un sistema así llamado requiere que los ciudadanos con derecho a votar, voten.
De los 195 países en el mundo, solo 22 manden que el voto sea obligatorio. De estos, solamente 11 países realmente lo ejecutan, y la otra mitad tiene las leyes pero no las imponen. En Latinoamérica, tenemos a Ecuador, Perú, Uruguay, y Brasil actualmente ejecutan el voto obligatorio, usualmente para los ciudadanos entre 18 y 70 años de edad.
En algunos lugares del mundo, el incumplimiento de este acto cívico puede resultar en un castigo. Muchas veces tienen que pagar una multa de sanción. Además, algunos países piden prueba del voto cuando se solicita algún servicio del gobierno, y lo niegan si no se comprueba el cumplimiento.
Una de las ventajas del voto obligatorio es la estabilidad del gobierno. Cuando pocos ciudadanos se presentan en los comicios, afecta más drásticamente los votos de las personas que votaron. Según reporte de USAID, las elecciones presidenciales de 2017 en Ecuador y las de 2014 en Uruguay, la participación de votantes fue un 83 por ciento.
Al contrario, en los Estados Unidos, la participación electoral es mucho más baja. En las contiendas presidenciales de 2016, CNN reportó que sólo el 55 por ciento de ciudadanos con derecho a votar lo hicieron.
Una de las desventajas del sufragio obligatorio es que los partidos o los candidatos mismos pueden manipular al electorado de una manera injusta. En las campañas de muchos países los candidatos suelen dar regalos de alcohol, acoger grandes almuerzos y fiestas, proveer buses para llevar las personas a las mesas electorales, y en muchos casos llegan al extremo de pagar al votante.
Comprar el voto obviamente es un acto de fraude electoral. En algunos casos, puede ser que la pobreza conduce a que alguien vende su voto. En otros, puede ser el resultado de la apatía política.
Dentro del tema de la apatía, existe una paradoja llamada la Paradoja de Downs. Lo que pasa es: un votante que actúa en su propio interés no espera que los beneficios superan el costo de la votación. Quiere decir que muchos de los estados mandan que los ciudadanos vayan a un centro de votación. Esto a veces requiere que la persona tome tiempo afuera de su trabajo, y que vaya a la urna. Para muchas personas resulta demasiado inconveniente frente a la probabilidad que su candidato preferido sea elegido. Si esto pasa en los Estados Unidos, podría explicar en parte por que muchas personas deciden abstenerse.
Aunque hay inconvenientes del voto obligatorio, puede ser que aplicar este modo en los Estados Unidos mejor logra representar los sentimientos del pueblo, especialmente en los elecciones presidenciales. Sería interesante observar el debate entre quienes defenderían el valor de la libertad de votar y los que propondrían la idea que esta responsabilidad básica del ciudadano fuera algo requerido.