Acción de desgracias
¿Por qué celebramos un genocidio? A finales de noviembre, los hogares estadounidenses se llenan de familias felices. ¡¡El día del pavo!! Todos están emocionados por la comida y el feriado, ¡pero cuidadito se olviden de dar gracias! Este es el día nacional para expresar agradecimiento por las buenaventuras del año y todas las bendiciones que muchos otros carecen. Pero como muchas celebraciones de hace siglos, tendemos a olvidar los orígenes. En este caso, se dice que todo comenzó con una persecución en Inglaterra.
Aquí nos cuentan que el 11 de diciembre del 1620 venía un grupo de peregrinos puritanos cruzando el atlántico. Con su mala suerte, la nueva tierra que era de ser su refugio estaba en su temporada de invierno, y ya venían moribundos sin recursos. A causa de esto, más de la mitad murió y los sobrevivientes lograron hacerlo por la ayuda de los habitantes nativos que ya vivían en esas tierras. Les dieron comida y abrigo, compartieron su conocimiento de cómo cultivar maíz, pescar y evitar las plantas venenosas.
Después de establecerse, los europeos tenían la esperanza de poder cosechar en el mes de octubre a pesar del frío. Mientras tanto cazaban aves silvestres o pavos para sobrevivir. En noviembre de 1621, sus esperanzas se hicieron realidad y sus cultivos dieron fruto. Después de recoger, el nuevo gobernador organizó una fiesta que se convertiría en el primer Día de Acción de Gracias. Aquí nos cuentan que invitaron a sus salvadores nativos para celebrar la cosecha, agradecerles por la ayuda, y festejar la nueva hermandad entre los pueblos.
Sin embargo, la historia que cuentan los nativo-americanos es muy distinta. Una de las razones por el cual celebramos un genocidio es porque todo indica que sí comenzó como lo describen los europeos. Parece que el primer día de acción de gracias sí celebró la hermandad entre dos pueblos, pero aquellos pobladores nativos ya eran esclavos de otros conquistadores que habían invadido unos años atrás. Precisamente, uno de ellos que fue llevado a Inglaterra a fuerza desde joven y que hablaba su idioma pudo negociar un tratado de paz. Sin ese tratado, los europeos hubieran muerto. El arreglo desapareció dentro de diez años cuando llegaron más y más embarcaciones europeas a América. Ya que repentinamente arribaron 25,000 personas adicionales, la subsistencia de los Indios no cargaba la misma importancia para los colonos.
Fue aquí cuando comenzó la pelea por los recursos. Los nativos fueron desterrados. A los colonos les apetecían los recursos interminables de estas tierras, pero sus gentes no tenían el mismo valor. Los invasores explotaron y esclavizaron fácilmente a mucha de la población, y aunque se defendían sin cesar, la tecnología europea superaba a la indígena. Al final quedaron abatidos, manchados de sangre en su propia tierra a manos de extranjeros.
El Día de Acción de Gracias se volvió a celebrar porque aún más europeos prosperaban en la nueva tierra, y hasta el dia de hoy en esta fecha el país se alegra. Todavía nos sentamos en la mesa con nuestros queridos, pero nunca volvimos a celebrar la hermandad entre pueblos. Nuestro día nacional para dar gracias se fundó sobre la desgracia de este primer encuentro. Nuestras mesas llenas de comida y sonrisas están plantadas encima de millones de familias muertas. Algunos celebran el simple hecho de que sobrevivieron. Sigamos dando gracias, pero no nos olvidemos que no volvimos a invitar a los americanos originales.
Editor’s Note: The gruesome backdrop of Thanksgiving’s origins is often forgotten. It’s important we remember the deaths of millions from our first nations, those missing from our meal of prosperity.